Tuesday, June 27, 2006

¿Lactar o no?

La leche materna es el mejor alimento para la mayoría de los bebés. Contiene todos los nutrientes que el bebé necesita para crecer y desarrollarse sano durante los primeros seis meses de vida, además de sustancias que lo protegen de numerosas enfermedades. Amamantar al bebé también es beneficioso para la salud de la madre ya que, entre otras cosas, le permite recuperar con más rapidez el peso que tenía antes de quedar embarazada. Además, el vínculo especial que se forma entre la madre y el bebé se traduce en beneficios emocionales para los dos.
Se recomienda a todas las madres amamantar a su bebé siempre que sea posible para que ambos puedan disfrutar de todos sus beneficios y debe hacerlo durante doce meses como mínimo. Sin embargo, por breve que sea el período de lactancia, la salud del bebé resultará beneficiada.

¿Cuáles son los beneficios de la lactancia para el bebé?

La leche materna proporciona al bebé las cantidades ideales de proteína, azúcar, grasa y la mayoría de las vitaminas que necesita para crecer y desarrollarse sano. La leche materna también contiene sustancias llamadas anticuerpos que ayudan al bebé a protegerse frente a numerosas enfermedades infecciosas. Diferentes estudios han comprobado que los bebés amamantados tienen menos probabilidades que los bebés alimentados con fórmula de padecer infecciones de oído, respiratorias (como neumonía y bronquiolitis), meningitis, infecciones de las vías urinarias, vómitos y diarrea. Los estudios sugieren también que los bebés amamantados podrían tener menos probabilidades de morir a causa del síndrome de muerte súbita del infante. La leche materna es fácil de digerir para el bebé y esto hace que produzca menos gases y sienta menos malestar.

Los beneficios de la lactancia materna pueden durarle al bebé toda la vida. Los estudios sugieren que las personas que fueron amamantadas tienen menos probabilidades de desarrollar alergias, diabetes dependiente de insulina, ciertas enfermedades intestinales crónicas (enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa) y, en el caso de las mujeres, cáncer de mama. Los bebés amamantados también podrían tener menos probabilidades de volverse obesos en una etapa posterior de sus vidas.

La leche materna también puede favorecer el desarrollo del cerebro. Algunos estudios sugieren que los niños que fueron amamantados podrían obtener mejores resultados en las pruebas de capacidad cognitiva que los niños alimentados con fórmula.

¿Cuáles son los beneficios de la lactancia para la madre?

La lactancia contribuye a aumentar los niveles de una hormona llamada oxitocina que hace que el útero de la madre se contraiga y, de esta manera, ayuda a reducir la hemorragia después del parto y a recuperar el tamaño que tenía antes del embarazo. También demora el retorno del período menstrual de la mujer, lo cual la ayuda a reducir la posibilidad de otro embarazo inmediato. Sin embargo, si la mujer y su pareja no desean tener un bebé de inmediato, es aconsejable que utilicen algún método de control en cuanto reanuden sus relaciones sexuales, ya que es difícil determinar cuánto tardará la madre lactante en recuperar su fertilidad.

Las madres lactantes queman más calorías que las demás mujeres, por lo que tienden a recuperar el peso que tenían antes del embarazo con mayor rapidez. Esto ocurre incluso cuando la mujer lactante consume las 500 calorías extras al día recomendadas para mantener su suministro de leche y cubrir sus propias necesidades nutricionales. Los estudios sugieren que la lactancia podría ayudar a la mujer a reducir su riesgo de contraer cáncer de ovario y cáncer de mama premenopáusico. También aumenta la fortaleza de los huesos, lo cual podría reducir el riesgo de que la mujer se fracture la cadera después de la menopausia.

¿En qué se diferencian la leche materna y la fórmula?

La leche materna contiene todos los ingredientes que el bebé necesita para desarrollarse en forma sana. Las fórmulas basadas en leche de vaca o de soja incluyen muchos de los nutrientes que se encuentran en la leche materna. Los bebés alimentados con fórmula crecen y se desarrollan normalmente pero no reciben algunos de los ingredientes adicionales que se encuentran presentes en la leche materna. Los fabricantes de fórmula no pueden copiar todos los ingredientes que hay en la leche materna, en parte porque algunos de ellos aún no se han identificado.

La leche materna incluye anticuerpos y otras sustancias del sistema inmune que ayudan a proteger al bebé contra las enfermedades. Contiene factores de crecimiento, hormonas y otras sustancias que ayudan al bebé a crecer y a desarrollarse a un ritmo normal. La leche materna también contiene ácidos grasos que, según se cree, promueven el desarrollo del cerebro y, posiblemente, aumentan la inteligencia. Algunos fabricantes de fórmula añaden a su producto dos de estos ácidos grasos (el ácido docosahexaenoico o DHA y el ácido araquidónico o ARA) a sus productos. No obstante aún no se han comprobado los beneficios a largo plazo de la fórmula mejorada con estos ácidos grasos.

Según las recomendaciones de la Academia de Pediatría de los Estados Unidos (AAP), todos los bebés, incluidos aquellos que se alimentan exclusivamente con leche materna, deben consumir al menos 200 unidades internacionales (UI) de vitamina D para evitar desarrollar una enfermedad debilitadora de los huesos llamada raquitismo. Los bebés amamantados tienen un riesgo mayor de desarrollar esta enfermedad, ya que la leche materna, a diferencia de la fórmula, tiene un bajo contenido de vitamina D. Se recomienda dar a los bebés amamantados unas gotas de un complejo vitamínico que contenga vitamina D desde los primeros dos meses de vida.

A diferencia de la fórmula, la composición de la leche materna cambia a medida que el bebé se desarrolla, para proporcionarle la cantidad justa de nutrientes y otras sustancias que necesita en las diferentes etapas de su desarrollo. Durante los primeros días después del parto, por ejemplo, la mujer produce una forma de lecha espesa y amarillenta conocida como calostro. El calostro tiene un alto contenido de proteínas y sustancias del sistema inmune que el bebé necesita en los primeros días de vida. Más adelante, la madre comienza a producir en mayor cantidad una forma de leche menos espesa con un contenido menor de proteínas y un contenido más alto de grasas. La leche materna que produce la madre de un bebé prematuro es diferente a la que produce la madre de un bebé nacido a término y resulta adecuada para cubrir las necesidades del bebé en su etapa específica de desarrollo.

¿Cuánto tiempo se aconseja amamantar al bebé?

La AAP recomienda alimentar a los bebés exclusivamente con leche materna (sin agua, fórmula ni otros líquidos o sólidos) durante aproximadamente los primeros 6 meses de vida. Es aconsejable que las mujeres continúen amamantando a sus bebés durante los seis meses siguientes mientras van introduciendo alimentos sólidos en su dieta. Además, pueden continuar amamantándolos después de los 12 meses, siempre y cuando tanto la madre como el bebé lo deseen.

Si bien estas recomendaciones se consideran ideales, una madre debe tener en cuenta que amamantar a su bebé por menos tiempo también es beneficioso para la salud de éste.

¿En qué casos se aconseja no amamantar al bebé?

La lactancia es aconsejable para la gran mayoría de madres y bebés. Sin embargo, hay algunas excepciones. En los Estados Unidos se recomienda a las mujeres que tienen VIH (el virus de inmunodeficiencia humana que provoca el SIDA) que no amamanten a sus bebés ya que pueden transmitirles el virus a través de la leche materna. Esta recomendación puede diferir en algunos países en desarrollo. Las mujeres que tienen tuberculosis activa y que no se han tratado con medicamentos tampoco deberían amamantar a sus bebés. Sin embargo, las mujeres que reciben un tratamiento con fármacos para la tuberculosis pueden amamantar a sus bebés con seguridad. Por lo general, no es necesario que la mujer deje de amamantar a su bebé si tiene una enfermedad, como la gripe por ejemplo, ya que le transmitirá los anticuerpos que lo protegerán contra esta enfermedad.

Las mujeres que se han sometido a una cirugía de mamas, para agrandarlas o reducirlas por ejemplo, deben consultar a su médico para determinar si pueden amamantar a su bebé. La mayoría puede hacerlo sin inconvenientes, aunque algunas pueden tener problemas, como por ejemplo no producir suficiente leche.

La mayoría de las mujeres que toman medicamentos para tratar condiciones crónicas (como alta presión arterial o el asma) o enfermedades agudas pueden amamantar a sus bebés en forma segura. Muchos medicamentos pueden aparecer en pequeñas cantidades en la leche materna, pero la mayoría no son nocivos para el bebé. No obstante, se recomienda a la mujer consultar siempre a su médico y al pediatra de su bebé antes de tomar un medicamento (incluidos los de venta sin receta y los preparados a base de hierbas) para determinar si es seguro durante la lactancia. En algunos casos, el médico podrá recetarle otro más seguro o aconsejarle que lo tome justo después de amamantar al bebé, de forma que la mayor parte del medicamento se elimine de su sistema antes la siguiente toma.

Hay un reducido número de medicamentos que, según se cree, puede presentar un riesgo para el bebé lactante. Es probable que la mujer que toma alguno de estos medicamentos deba dejar de amamantar a su bebé temporalmente y alimentarlo con fórmula mientras esté bajo medicación. Estos medicamentos incluyen los fármacos contra el cáncer, compuestos radiactivos (utilizados en ciertas pruebas de diagnóstico por imágenes) y ciertos medicamentos utilizados para tratar las jaquecas y la alta presión arterial. Las drogas ilegales, como la cocaína y las anfetaminas, también presentan un riesgo para los bebés lactantes, al igual que posiblemente las grandes cantidades de alcohol. Se aconseja a las mujeres evitar estas sustancias durante la lactancia.

Muchos bebés recién nacidos (amamantados y alimentados con fórmula) desarrollan ictericia, condición en que la piel toma un tono amarillento debido a la acumulación en la sangre de un pigmento llamado bilirrubina. En la mayoría de los casos, la ictericia desaparece sin tratamiento y no afecta a la salud del bebé. No obstante, se aconseja a los padres consultar siempre al pediatra si observan que la piel de su bebé toma un color amarillento. Algunos bebés con ictericia grave pueden necesitar tratamiento urgente para evitar daños permanentes al cerebro. Por lo general, la madre puede continuar amamantando al bebé aunque éste desarrolle ictericia. Pero si persiste más de una semana, el pediatra puede aconsejarle que deje de amamantarlo por un tiempo corto (uno o dos días) y que lo alimente con fórmula. Mientras tanto, la madre puede extraer su leche para continuar produciendo.

Las mujeres vegetarianas pueden amamantar a sus bebés pero deben consultar a su médico sobre su dieta ya que en muchos casos necesitan un suplemento vitamínico que contenga vitamina B12. Según un informe de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, sin estos suplementos los bebés amamantados por mujeres que no consumen productos de origen animal pueden desarrollar anomalías cerebrales debido a la deficiencia de vitamina B12.

Por lo general, no debe amamantarse a los bebés con ciertos trastornos genéticos del metabolismo poco comunes. Los bebés con un trastorno llamando galactosemia no pueden procesar el azúcar presente en la leche y podrían morir o desarrollar retraso mental a menos que se eliminen todos los productos lácteos de su dieta. Los bebés con galactosemia deben alimentarse con una fórmula que no contenga productos lácteos. Los bebés con otro trastorno genético llamado fenilcetonuria no pueden procesar una parte de la proteína llamada fenilalanina, que se encuentra presente en la mayoría de los alimentos, incluyendo la leche. Estos bebés deben tratarse con una fórmula especial con un bajo contenido de fenilalanina para prevenir el retraso mental, aunque, en algunos casos, pueden consumir una pequeña cantidad de leche materna. Por suerte, las pruebas de diagnóstico precoz para neonatos permiten identificar a la mayoría de los bebés que padecen estos trastorno al poco tiempo de nacer, lo cual hace posible alimentarlos con fórmulas especiales.

¿Beneficia la lactancia a los bebés prematuros o enfermos?

Muchos bebés prematuros o enfermos no están en condiciones de amamantarse de inmediato. No obstante, los beneficios de la leche materna, incluyendo la protección contra muchas enfermedades, pueden ser particularmente cruciales para estos bebés. Las madres de bebés prematuros o enfermos pueden utilizar un sacaleches para exprimir sus pechos y alimentar a su bebé por un tubo o con una taza o cuentagotas. De esta forma, la madre puede mantener su reserva de leche para poder amamantar al bebé cuando esté más fuerte. Se aconseja a las madres de bebés prematuros o enfermos hablar sobre su deseo de amamantar el bebé con el pediatra y el personal de enfermería de la unidad de cuidados intensivos neonatales, quienes la ayudarán a elegir el mejor sacaleches y a conservar su leche.

¿Puede una mujer continuar amamantando a su bebé cuando vuelve a trabajar?

La mujer puede continuar amamantando a su bebé cuando vuelve a trabajar extrayendo la leche con un sacaleches cada tres o cuatro horas. Antes de volver a trabajar, debe acostumbrarse al sacaleches y habituar al bebé a tomar la leche del biberón. Le conviene consultar a su médico o a un especialista en lactancia sobre qué tipo de sacaleches es el más adecuado en su caso. Un especialista en lactancia puede ser una enfermera especializada en lactancia o un asesor en lactancia certificado. También le conviene hablar sobre sus planes con su empleador para que éste pueda proporcionarle un lugar privado para extraer la leche. Después de hacerlo, debe guardar la leche en el refrigerador.

¿Dónde se puede encontrar más información y asesoramiento sobre la lactancia?

Se aconseja a las mujeres embarazadas y a sus parejas tomar un curso sobre cómo amamantar al bebé. Muchos hospitales ofrecen estas clases junto con los cursos de preparación para el parto. Después del parto, la enfermera y el pediatra ayudarán a la mujer a asegurarse de que puede amamantar a su bebé sin problemas antes de darla de alta del hospital. Amamantar al bebé no debería doler si se hace correctamente. Muchos hospitales también cuentan con un asesor en lactancia en su personal que puede brindarle ayuda. Una vez que la madre y el bebé están en casa, es aconsejable consultar al pediatra o a un especialista en lactancia si tiene cualquier duda. Son muy pocas las mujeres que no pueden producir suficiente leche para sus bebés, por lo que las mamás lactantes piden ayuda cuando la necesitan.

Información tomada de: www.nacersano.org

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